Marco Geografico
Situándonos delante de un mapa podemos comprobar que la zona donde se desarrollan los acontecimientos de este libro es geográficamente bastante extensa. Abarca Palestina, Siria, Asia Menor, parte de Grecia y varias islas del Mediterráneo hasta llegar a Roma. El libro está escrito en progresión, como un viaje que empieza en Jerusalén con la Ascensión y las instrucciones de Jesús hasta dejar a Pablo en el último capítulo en Roma anunciando el evangelio. Vamos a seguir el proceso.
Durante los siete primeros capítulos la acción transcurre en Jerusalén hasta la muerte violenta de Esteban. A partir de esta muerte se desencadena una persecución contra la iglesia en Jerusalén y todos, excepto los apóstoles, se dispensan por Judea y Samaría (8,1-2). Comienza el camino que va a llevar en una primera etapa hasta Antioquía.
Se amplía el campo con la conversión de Pablo y su predicación en Damasco (célebre y rico centro comercial, situado al este del Antilíbano, que contaba con una gran colonia judía). Mientras tanto la iglesia se va consolidando en toda Judea, Galilea y Samaría (9,31). Pedro visita a los creyentes de Lida (actual Lod, situada a unos 40 km. al nordeste de Jerusalén, justo en el límite entre la región montañosa y la fértil llanura de Sarón, que se extiende por la costa en dirección norte, hasta el Carmelo). Más tarde, de Jafa (15 km. al noroeste de Lida, en las costa, antigua ciudad portuaria filistea), sube a Cesarea, a casa de Cornelio.
Los que se habían dispersado a causa de la persecución por el caso de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, pero predicando sólo la palabra a los judíos (11,19). “Fenicia” en aquella época designaba la franja costera, de unos 120 km. de largo, que se extendía desde el Carmelo, en el sur, hasta el río Eleúteros, en el norte. La isla de Chipre se había convertido desde el año 22 a.C. en una provincia senatorial del Imperio romano. Antioquía estaba situada a 25 km. de la costa, tierra adentro, a orillas del río Orontes Con la ocupación romana quedó como capital de esta provincia y experimentó un enorme desarrollo hasta convertirse en una de las grandes ciudades del Imperio. Sólo era superada en habitantes y esplendor externo por Roma y Alejandría. En el aspecto cultural y religioso era la gran encrucijada entre Oriente y Occidente.
Pero la misión sigue avanzando, y Pablo y Bernabé evangelizan Chipre (13,4-12), hablando posteriormente en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, ciudad fundada por Antíoco el Grande y convertida en colonia romana por Augusto, por lo que pasó a formar parte de la región meridional de la provincia de Galacia, habitando en ella una numerosa comunidad judía. Expulsados de este territorio (13,50), se dirigen a Iconio, ciudad situada al sudeste de Antioquía que formaba parte de la provincia de Frigia. Había recibido de Claudio el título de colonia romana. De allí escapan a Listra (14,5-6), a seis horas de camino al sur de Iconio. Desde fines del año 6 a.C. era una colonia militar. Unas ocho horas hacia el sudeste se encontraba Derbe, no lejos de las gargantas del monte Tauro. Desde el 41 d.C. era ciudad fronteriza de la provincia romana de Galacia. En Listra y Derbe no había sinagoga.
Pablo y Silas recogen a Timoteo en Listra para llevarlo consigo en la misión (16,1-3). Partiendo de Derbe recorren Listra, Iconio, atraviesan Frigia y Galacia, bajan a Tróade y pasan a Macedonia cruzando el mar Egeo. Recalan en Filipos (16,11-12), ciudad de carácter especial por su condición de colonia romana que constituía una entidad aparte, con su ambiente social y un sistema jurídico totalmente particulares. El paso de Pablo a Europa no comienza con una marcha triunfal sino con un enfrentamiento con las autoridades romanas.
Pablo y sus compañeros pasan por Anfípolis y Apolonia para llegar a Tesalónica, segunda comunidad creada en territorio europeo (17,1). Tesalónica era la capital de Macedonia, fundada en el año 315 a.C. Durante la dominación romana fue la sede del procónsul de Macedonia y gozaba de los privilegios de una ciudad independiente, con su propio consejo directivo y representación popular. Las tareas administrativas corrían a cargo de cinco o seis concejales. Su puerto natural le daba una floreciente economía. Pablo había previsto proclamar el evangelio aquí porque establecer una comunidad cristiana en una ciudad como ésta abría muchas posibilidades para extenderse por toda la provincia. Había una numerosa población judía. Tienen que salir de allí porque los judíos de Tesalónica llegan para agitar a la población (17,13).
Pablo llega a Atenas (17,16). En aquella época no tendría mucho más de cinco mil habitantes, y vivía de su glorioso pasado. En cuanto a población y a importancia económica, había quedado ampliamente superada por Corinto, la próspera capital de la provincia de Acaya. Pero el turismo cultural buscaba todavía en aquella época de decadencia política las huellas de Sócrates y de Platón. Pablo se presenta a los paganos debido al reducido número de judíos. Su discurso tiene éxito hasta que habla de la resurrección.
De Atenas pasa a Corinto, cambiando su predicación de los judíos a los paganos (18,6). Corinto era una ciudad nueva y sin tradición. La antigua Corinto, famosa por su esplendor, había sido destruida en el 140 a.C., pero su privilegiada situación geográfica, en un extremo del istmo que unía el Ática y el Peloponeso creaba condiciones óptimas para el florecimiento de una ciudad portuaria con gran movimiento comercial. Cesar fundó la nueva Corinto intentando borrar las huellas de la antigua tradición griega, convirtiendo la ciudad en colonia romana, poblada de libertos romanos. La clase dirigente y la administración eran romanas. Con el tiempo se hizo una ciudad de población cosmopolita por la afluencia de emigración debido al desarrollo económico. Aquí del cristianismo podía extenderse pero con el peligro, también, de ser confundido con otras doctrinas religiosas. De Corinto, Pablo pasa a Antioquía y acaba lo que se denomina su segundo viaje misionero.
Pablo vuelve a recorrer Galacia y Frigia fortaleciendo a todos los discípulos en la fe (18,23). Llega a Éfeso (19,1), situada en la desembocadura del río Cayster, era una de las ciudades más grandes del Imperio romano. En el año 133 a.C. se convirtió en capital de la provincia romana de Asia y sede del procónsul. Tenía una floreciente economía debido a su emporio comercial entre Oriente y Occidente. Poseía un gran puerto y renombre como centro religioso. El culto de Artemisa se había difundido ampliamente, rebasando los límites de la ciudad. La estatua de la diosa se erguía en su magnífico templo, que era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Pablo tiene nuevos problemas con los judíos, predica dos años allí y provoca un tumulto con los orfebres porque su predicación daña el negocio de éstos.
Pasado el tumulto de los orfebres, se dirige a Macedonia y Grecia. De Tróade pasa a Mileto, se despide de los responsables de Éfeso (20,17-38) y viaja hacia Jerusalén.
Desde su vuelta a Jerusalén es encarcelado y comienza su proceso que le llevará desde Jerusalén hasta Roma (21-28) pasando por Cesarea, Creta, Malta, Sicilia, hasta llegar por fin a la capital del Imperio Romano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario